33 - Llega la vista del ciego

A partir de este momento nos sumamos a la propuesta "Argentina despertemos nuestro legado sera de Abundancia"

José Carmen García Martínez-Don Carmelo

Las cosechas extraordinarias del hombre que habla a las plantas

Los tomates del hombre que habla a las plantas Él apasionado de botánica y de jardinería a menudo sustenta de hablar a sus plantas para hacerlas crecer. ¡Leyenda o no, en México vive un hombre que aplica esta regla y logra cultivar hortalizas gigantes, sencillamente hablando con ellas!.. ¿Milagro o leyenda? Conseguir coles de 45 kilos, hojas de acelga largas 1 metro y medio, plantas de maíz que alcanzan una altura de 5 metros, 150 toneladas de cebollas por hectárea en lugar de las 16 toneladas promedio y mucho más. La persona que logra cumplir estos prodigios con técnicas ecocompatibles se llama Don José Carmen García Martínez.

En los años 70, para enfrentar los problemas causados por un suelo estéril, el joven campesino no se desesperó, y en lugar de usar abonos y otros productos químicos, inició a hablar con la tierra. Según él, la tierra y las plantas tienen una forma de inteligencia que les permite comunicar con el hombre. ¡Es suficiente saber cómo hablar con ellas, y sobre todo escucharlas!

Este campesino es capaz de cultivar sin pesticidas, de utilizar poco fertilizante con respecto a la agricultura convencional (usa 700 g por hectárea con respecto a los 500 kg por hectárea de la agricultura intensiva), de hacer crecer hortalizas sobre terrenales salinos, de volver las plantas más resistentes a las enfermedades, etcétera. Don José Carmen ofrece soluciones prácticas, simples y económicas a los problemas causados por la moderna agricultura como la polución y la destrucción de la biodiversidad. Su competencia podría ser una respuesta extraordinaria a los problemas ambientales y comestibles presentes en el mundo. ¿Cómo ha hecho? Cuando se le pregunta cómo hace para lograr tales maravillas, Don José Carmen explica su método: “Las plantas poseen una vida como cualquier otra persona como los animales y cada cosa. Tenemos que aprender a conocerlas, a tratarlas con dulzura. Las plantas entienden, saben.
No todos los hombres tienen afinidad con las plantas, y no todas las plantas tienen afinidad con los hombres. Es una cuestión de compatibilidad, como ocurre entre los grupos sanguíneos de las personas. Las plantas mismas pueden ser agrupadas según la afinidad, según su energía. Yo no creo en los fertilizantes químicos, porque queman la tierra. Para mí, el más buen fertilizante es conversar con las plantas. La tierra se nutre con los descartes de la última cosecha. La comprensión de las plantas como seres vivientes Según él son las mismas plantas a enseñarnos como cultivarlas. Don
José Carmen comunica con ellas y también sustenta, usando sus mismas palabras, de “utilizar la energía temporal de otra dimensión.” Sin saberlo, ha llegado a las mismas teorías de los jardineros de Findhorn y Perelandra, aquellos de Sir Geroges Treyvelyan y de Machaelle Small Wright. Findhorn es una pequeña aldea apartada de Escocia, no muy lejos del famoso lago de Loch Ness, y Perelandra se encuentra en Virginia, en la parte suroeste de Washington. Todos en México acuden a él, desde el campesino al químico, desde el agrónomo al ingeniero. El milagro de Don José Carmen es su amor por las plantas, las palabras que les dirige y el empleo de antiguas recetas aztecas, de este modo ha logrado cultivar hortalizas gigantes. Los resultados conseguidos Se nos ocurriría pensar en los frutos del paraíso, pero sólo nos encontramos en el Valle de Santiago, casi en el corazón de México, delante de las plantas de Don José Carmen, un humilde campesino que podría revolucionar la agricultura. Un periodista peruano, Yvo Perrez Barreto, ha ido a la casa de Don José Carmen y ha descrito lo que ha visto. Pero no es el único testigo: la universidad de Agronomía de Chapingo (México), bajo la dirección del doctor Nicolás Cerda, un especialista en terrenales, ha confrontado los resultados de

Don Carmen con aquéllos conseguidos por los métodos de la universidad sobre los suelos confinantes. Los ingenieros del Ministerio de la agricultura han ido a analizar el agua, los vegetales, las semillas y sobre todo el terreno volcánico del campesino. No ha sido hallado nada particular. Su secreto es el amor Don José Carmen está convencido de haber alcanzado estos resultados milagrosos gracias a la comunicación que ha establecido mentalmente con las plantas. Para él es el amor el secreto que le dona el pulgar verde. Otra cosa que Don José Carmen logra hacer es plantar árboles para atraer la lluvia, eligiendo esmeradamente las especies de árboles que plantará a lo largo de un plano poligonal. ¡El mismo experimento ha sido conducido cerca de la universidad de Chapingo, con el que Don José Carmen ha transcurrido un período de investigación, y funciona!

¡Desafortunadamente, el experimento ha sido conducido mientras el rector de la universidad estaba a punto de jubilarse y la primera cosa que ha hecho el nuevo rector ha sido la de cortar todos los árboles! Coles y plantas de Maíces gigantes He aquí un extracto de la relación oficial que reconduce los resultados conseguidos: “Zona situada en el desierto del Vizcaino dónde no llovia desde hace seis años: después de haber dispuesto el plantío siguiendo las indicaciones de Don José Carmen García Martínez, la lluvia ha iniciado a caer a cántaros. Sobre otro lugar dónde no llovía desde hacía tres años, ha empezado a llover intensamente veinticuatro horas después de que el último árbol fue plantado. Por cuánto concierne la zona en el estado de Oaxaca, que encierra las tres áreas, todavía antes que el plantío fuera completado ha iniciado a llover abundantemente como en las otras dos zonas.” Otra observación importante: las precipitaciones medidas en cada una de estas áreas ha interesado una superficie de treinta kilómetros alrededor de las zonas que han sido reforestadas siguiendo las indicaciones de Don José Carmen. Su historia para ver y leer. Su historia es difícil para todos de concebir, pero también es muy simple. Abrir el propio corazón para hablar a las plantas desestabiliza nuestros pretendidos conocimientos científicos. Él cuenta su historia en el libro-documentario “El hombre que habla con las plantas”. El libro provee muchas recetas y consejos que podrían revolucionar el planeta cambiando la mentalidad humana: poner el amor en vez del provecho inmediato. He aquí algunos conocimientos que Don José Carmen presenta en el libro: Cultivar sin empleo de pesticidas y duplicar la producción agrícola. Utilizar de modo eficaz 500 veces menos de fertilizante por hectárea. Crear plantas no transgénicas y resistentes a las enfermedades. Cultivar sobre terrenales salinos. Y sorprendentemente. ¡hacer llover! Don José Carmen cuenta en su libro:

“Al principio empecé a sentarme cerca de las plantas e inicie a observarlas. Luego les he pedido de ayudarme. Estoy convencido que las plantas tienen una forma de inteligencia que les permite comunicar con nosotros, es suficiente escucharlas. A veces por la noche siento que mis plantas tienen sed, así que voy a mi campo y las riego hasta cuando están satisfechas. Es absurdo aplicar al pie de la letra los métodos de riego porque, como los hombres, cada planta es diferente.” Conclusiones ¿No sería hora de reexaminar nuestros métodos y nuestras técnicas? Sin embargo sabemos que estamos dirigiéndonos hacia un callejón sin salida con nuestros cultivos intensivos rociados de cócteles químicos y de venenos como los herbicidas, los pesticidas, los fertilizantes químicos y los nitratos. Nuestro materialismo infantil que pretende saber todo, pero que en realidad tiene que aprender todo de la vida y de la observancia de las leyes cósmicas universales de las que todos nosotros dependemos pero que no respetamos, se basa en una ciencia falsa al servicio del “Dios Comercio.”

Observen lo que logra hacer este modesto campesino mejicano, Don José Carmen García Martínez, que con su amor por las plantas, sin abonos químicos, únicamente respetando las leyes de la naturaleza como lo hicieron sus antepasados, metiéndose al servicio de estas leyes con la más pura humildad, ha logrado cultivar hortalizas gigantes y multiplicar la producción. La Monsanto y todos los que se aprovechan de las exigencias alimenticias de este mundo, que tienen la pretensión de “salvar el planeta” con sus OGM y con sus pesticidas que vuelven a los campesinos dependientes, son la demostración concreta que sus verdaderos objetivos son otros, y deberían avergonzarse de ver sus resultados confrontados con los de este hombre. Cuando constatamos los daños de la moderna agricultura sobre nuestros terrenos, sobre nuestros lagos y sobre nuestros ríos, los científicos ceremoniosos, habilitados, licenciados, que juegan con las fuerzas de la naturaleza, son comparables a aquellos niños que juegan con los fósforos sin reflexionar sobre los peligros que amenazan a sus hermanos humanos tanto como a ellos mismos. Don José Carmen García Martínez nos ha demostrado con su trabajo que la supervivencia del planeta y nuestra misma supervivencia, pasa por el respeto y el amor hacia la naturaleza y hacia todos los seres vivientes, y no por una competición desenfrenada a ventaja del provecho y destinada a satisfacer los apetitos voraces y deseosos de pocos. Ha llegado el momento de hallar los verdaderos valores, los que están al servicio de todos, sin ninguna excepción y en todos los reinos: mineral, vegetal, animal y humano. Es esta sinergia de respeto y amor por parte de todos tal como la ecuánime división, que nos dará el acceso a un real nivel de bienestar y Alegría que sólo nos espera, que espera sólo que nos decidamos a acceder, sin esperar que otros decidan por nosotros eso a que tenemos derecho.




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