Debido a que los directivos de Mega han asumido el rol de volverse mas corporativos han disminuido el total de megas de alojamiento en sus servidores al menos de manera gratuita,razon por la cual estoy imposibilitado de seguir subiendo alguna bibliografia,es muy dificil obtener donaciones por internet pero un buen metodo es que si un usuario o sea el que suscribe puede adicionar invitados a traves de su cuenta enviando un link de uso de sus paginas y ellos lo aceptan aumentarian la capacidad de almacenaje en sus paginas,o sea necesitaria sus correos para enviarles un link y que acepten una cuenta de mega para aumentar la capacidad de alojamiento de mi cuenta para seguir subiendo material asi que asociados y hermanos que quieran sumarse a colaborar con este proyecto puden enviar sus mail a traves de nuestro link de escribanos y despues aceptar la cuenta en el servidor de mega para graficar este proyecto les envio un cuento para pensar :
La sopa de piedra – Reflexiones de Fé y Esperanza
En un pequeño pueblo, una mujer se llevó una gran sorpresa al ver que había llamado a su puerta un extraño, correctamente vestido, que le pedía algo de comer. — Lo siento, dijo ella, pero ahora mismo no tengo nada en casa.
La sopa de piedra
— No se preocupe, dijo amablemente el extraño. Tengo una piedra de sopa en mi cartera; si usted me permitiera echarla en un puchero de agua hirviendo, yo haría la más exquisita sopa del mundo. Un puchero muy grande, por favor.
A la mujer le picó la curiosidad, puso el puchero al fuego y fue a contar el secreto de la piedra de sopa a sus vecinas. Cuando el agua rompió a hervir, todo el vecindario se había reunido allí para ver a aquel extraño y su piedra de sopa.
El extraño dejó caer la piedra en el agua, luego probó una cucharada con verdadera delectación y exclamó:
— ¡Deliciosa! Lo único que necesita es unas cuantas patatas.
— ¡Yo tengo patatas en mi cocina!, gritó una mujer. Y en pocos minutos estaba de regreso con una gran fuente de patatas peladas que fueron derechas al puchero.
El extraño volvió a probar el brebaje.
— ¡Excelente!, dijo; y añadió pensativamente:
— ¡Si tuviéramos un poco de carne, haríamos un cocido de lo más apetitoso!
Otra ama de casa salió zumbando y regresó con un pedazo de carne que el extraño, tras aceptarlo cortésmente, introdujo en el puchero.
Cuando volvió a probar el caldo, puso los ojos en blanco y dijo:
— ¡Ah, que sabroso! Si tuviéramos unas cuantas verduras, sería perfecto, absolutamente perfecto…
Una de las vecinas fue corriendo hasta su casa y volvió con una cesta llena de cebollas y zanahorias. Después de introducir las verduras en el puchero, el extraño probó nuevamente el guiso y, con tono autoritario, dijo:
— La sal.
— Aquí la tiene, le dijo la dueña de la casa.
A continuación dio orden:
— Platos para todo el mundo.
La gente se apresuró a ir a sus casas en busca de platos. Algunos regresaron trayendo incluso pan y frutas. Luego se sentaron a disfrutar de la espléndida comida, mientras el extraño repartía abundantes raciones de su increíble sopa.
Todos se sentían extrañamente felices y mientras reían, charlaban y compartían por primera vez su comida. En medio del alborozo, el extraño se escabulló silenciosamente dejando tras de sí la milagrosa piedra de sopa, que ellos podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo.
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