La opinión de que la Biblia debe ser aceptada como históricamente precisa y como una guía confiable de la moralidad ha sido cuestionada por muchos estudiosos en el campo de la crítica bíblica. Además de las preocupaciones sobre moralidad, inerrancia o historicidad, quedan algunas preguntas sobre qué libros deberían incluirse en la Biblia.
La Biblia hebrea, sobre la cual se basa el Antiguo Testamento cristiano, fue compuesta originalmente en hebreo bíblico, a excepción de partes de Daniel y Ezra que fueron escritas en arameo bíblico. Estos escritos representan la religión israelita desde sus comienzos hasta aproximadamente el siglo II aC. El Nuevo Testamento cristiano fue escrito en griego Koine. (Vea Lenguaje del Nuevo Testamento para más detalles.)
La crítica bíblica es un término general para aquellos métodos de estudio de la Biblia que abarcan dos perspectivas distintas: la preocupación por evitar el dogma y el sesgo aplicando un juicio no sectario, basado en la razón, y la reconstrucción de la historia según la comprensión contemporánea. La crítica bíblica utiliza la gramática, la estructura, el desarrollo y la relación del lenguaje para identificar características tales como la estructura literaria de la Biblia, su género, su contexto, significado, autoría y orígenes.
La crítica bíblica incluye una amplia gama de enfoques y preguntas dentro de cuatro metodologías contemporáneas principales: textual, fuente, forma y crítica literaria. La crítica textual examina el texto y sus manuscritos para identificar lo que habría dicho el texto original. La crítica de fuentes busca en los textos la evidencia de fuentes originales. La crítica de formas identifica unidades de texto cortas y busca identificar su configuración original. Cada uno de estos es principalmente histórico y pre-compositivo en sus preocupaciones. La crítica literaria, por otro lado, se centra en la estructura literaria, el propósito del autor y la respuesta del lector al texto a través de métodos como la crítica retórica, la crítica canónica y la crítica narrativa.
La crítica bíblica comenzó como un aspecto del auge de la cultura moderna en Occidente. Algunos estudiosos afirman que sus raíces se remontan a la Reforma, pero la mayoría está de acuerdo en que surgió de la Ilustración alemana. El pietismo alemán desempeñó un papel en su desarrollo, al igual que el deísmo británico, con sus mayores influencias como el racionalismo y la erudición protestante. La era de la Ilustración y su escepticismo de la autoridad bíblica y eclesiástica encendieron cuestiones concernientes a la base histórica del hombre Jesús por separado de los puntos de vista teológicos tradicionales que lo conciernen. Esta "búsqueda" por el Jesús de la historia comenzó en las primeras etapas de la crítica bíblica, reapareció en el siglo XIX, y nuevamente en la vigésima, sigue siendo una ocupación importante de la crítica bíblica, de forma intermitente, durante más de 200 años.
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