Es el tiempo el que debora a sus hijos. Seres sedientos, tratando de sasierse sin saber disfrutar, encadenados en ciclos neuróticos cual vampiros sin almas hijos de satan y la ignorancia, es el poseedor del rayo simbólico el que la piedra salvará de ser deborado convirtiéndose en el dueño de su propio tiempo y destino.
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