No se trata, entonces, de seguir las creencias de tal o cual deidad, maestro o guía espiritual: se trata de convertirse en ello, en esa experiencia, en esa realidad.
Sea cual sea el nombre, sea cual sea el sendero, uno hace el llamado a través de los elementos ritualísticos que permiten a tu consciencia entrar en la misma sintonía y vibración de dicha correspondencia: Pedimos la fuerza y el coraje de una deidad porque nosotros nos hemos convertido en la fuerza y el coraje de dicha deidad.
Las correspondencias, mágicas y materiales, son solamente los catalizadores que te permitirán entrar en el estado mental para desenvolverte como una deidad. Así entonces no te vuelves una deidad porque creas en ella sino porque actúas y eres una deidad.
Sea Lucifer, Buda o un Dragón, su espíritu y esencia se conectan contigo porque ellos, al igual que tú, han tenido que afrontar desafíos, obstáculos y vicisitudes, donde la derrota nunca ha sido la opción.
Si el guerrero, el héroe, monje o maestro, hubieran detenídose por el primer obstáculo enfrentado, no habrían sido, entonces, conocidos por lo que son.
Por eso decía Nietzsche: “todo aquel que luche contra monstruos, ha de procurar de que al hacerlo no se convierta en otro monstruo”.
Sé entonces, creador de ti mismo, tu propio libertador y tu propio héroe.
Gracias hermano Nox
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